En los talleres de la fábrica de Turbinas de Navantia, ubicada en el astillero ferrolano, se producen actualmente se realizan varias tareas, una de ellas para las fragatas F-110, que aún no han comenzado a ejecutarse. Estos días, las instalaciones de la antigua Bazán acometen las pruebas de una de las cajas reductoras para la quinta corbeta árabe que se construye en la factoría de San Fernando (Cádiz). Además, también se producen las líneas de ejes y los tubos lanzatorpedos para los submarinos de la clase S-80 que se fabrican en Cartagena.
Para poder llevar a cabo estos trabajos, la fábrica de Turbinas ha diseñado una nueva máquina, que supone un salto de calidad en el mecanizado de las fragatas con respecto a los procedimientos que se llevaron a cabo con las F-100. Fue construida por una empresa del País Vasco y está ya instalada en los talleres de Turbinas para efectuar parte de los trabajos previstos.
Su uso permitirá, además de llevar a cabo tareas de mayor precisión, cumplir con los requisitos establecidos por el sistema de combate de las futuras fragatas.
Además, como el resto de la compañía, la planta ya está trabajando también en el diseño de los reductores y de otros equipos para las F-110 que se fabricarán en sus instalaciones.
La plantilla de esta unidad está formada por 130 personas. El grueso del censo de empleados lo integran especialistas en los oficios que requieren las tareas de mecanizado.
Principales retos
El director de la fábrica de Turbinas, Andrés Cachaza, explicó que los principales objetivos que manejan para los próximos años se encuentran mantener, por un lado, la fabricación de los componentes necesarios para los sistemas de propulsión de los buques que construye Navantia, y el mantenimiento de sus negocios tradicionales, al mismo tiempo que se abren a la diversificación de nuevos sectores, como consecuencia de la transición energética y la evolución de la generación eléctrica hacia fuentes de origen renovable.